Hola, holita!
Bueno, toca contar la defensa y para ello hay que pararse en la preparación de la misma.
Mi programación está hecha desde 2015, matemáticas para primero. Pensé en cambiarla y lo hablé con mi preparador quien, con buen criterio, me dijo: si este año eres tutora de primero mejor no lo puedes tener.
En todas sus clases tocábamos las programación y yo iba desmontando la mía e intentando adecuarla a las indicaciones que me iba dando pero no toqué nada más. Reconozco que la programación es algo que siempre he ido posponiendo y este año, más, teniendo en cuenta que ya tenía una base sólida. Otros años, cuando dejaba el examen hecho me dedicaba, desde ese momento, a trabajar con la programación: estudiarla, mejorarla, etc.
Por IG siempre os he dicho lo mismo: hacedlo aunque penséis que el examen ha ido mal.
Y yo... este año lo he intentado pero no lo he conseguido. Todos los días intentaba ponerme a preparar la defensa, mejorar las unidades, preparar materiales... pero al final, me quedaba dormida en cualquier esquina y no era capaz de hacer NADA. Era un círculo vicioso porque me enfadaba y frustraba y no llegaba a ningún lugar.
El día que fui a leer el examen, me tocaba exponer la programación esa tarde. Fui al preparador y le fui sincera: si lo hago hoy será un desastre. Llevaba todo el día llorosa, derrotada, pensando que el camino para mí ya se había acabado. Sinceramente, no me arrepiento de haber llegado a él y haberle dicho "hoy no puedo, prefiero preguntarte dudas" porque eso significa que me conozco a mi misma. Si ese día hubiese intentado exponer, tal y como tenía la cabeza de bloqueada, hubiese sido un gran desastre; que me hubiese condicionado en futuras ocasiones pensando eso de " y la defensa tampoco la llevo bien".
Le pregunté dudas y me fui a descansar.
Entonces fue cuando salió la nota y, sorpresa, seguía a la defensa. Sorpresa y miedo porque la programación estaba montada al 75% pero había algo con lo que no estaba del todo de acuerdo: las tablas de las unidades. (Ojo: por mucho que os guste vuestro preparador/a, si en alguna ocasión no estáis de acuerdo al 100% con lo que está diciendo: ES NORMAL. Dicen, y nunca mejor dicho, que cada maestrillo tiene su librillo y aquí lo mismo. Lo bueno de un preparador/a es que escuche tu opinión y entre los dos veáis qué es lo más adecuado). Aquí pedí ayuda a varias personas (48h antes de tener que entregarla) y, al final, un compañero del cole me mandó un audio que dije: "ya está... él piensa como yo: adelante". Hice la primera tabla de unidad, se la mandé al preparador, y me dio su "ok".
Hacer las tablas fue tedioso pero fácil porque el trabajo de las unidades lo tenía hecho, tengo la suerte de tener impresora y la encuadernadora en casa, así que trabajé sin la presión de tener que ir a ninguna empresa a hacerlo y, finalmente, acabé con tiempo de sobra. La dejé a mi gusto: nunca entreguéis una progra en la que no confiéis, se nota en la defensa.
El día de la entrega de la programación fue por turnos. Nos llamaban a unos 10 por hora y ya eran caras conocidas. Fui con tiempo (sí, parece una chorrada pero id con tiempo, me sé de quien no pudo entregarla o quien llegó por los pelos), la entregué y me fui. Me lo empecé a creer un poquito más y me dediqué a hacer unas fichas para las unidades.
Aunque dedicaré un post a ello, os lo cuento por encima: el 2015 redacté la defensa de las unidades, una por una. Este año, hice una tabla para cada una de ellas y desarrollé los materiales. Prefiero, sin duda, la segunda opción.
Tuve unos cuantos días entre la entrega y la defensa; así que fui al preparador dos veces más. Sé que igual os suena raro pero las primeras veces llevaba la defensa sin practicar más de dos veces porque una vez que vicio el discurso, que lo hago tres veces, tiendo a tener dificultades para modificarlo. Digamos, que se me queda grabado con cierta facilidad.
Ahí, además del preparador, estuvo una amiga que venía de "oyente" a darme su opinión y a ayudarme y... no se lo puedo agradecer más. Las buenas amigas son las que también te dicen donde fallas porque "todo genial" no nos ayuda a ser mejor versión de nosotras mismas.
Los primeros días tenía la sensación de que era una suertuda y que no lo merecía. Es decir, me había tocado exponer de las últimas y eso me daba una gran ventaja. Se me escapó en un audio que le hice a mi amiga y compañera P. y ella me dijo que yo tenía un apellido y que esta vez había sido de las últimas, que lo aprovechase, que sería el destino o lo que fuera, pero que yo no tenía la culpa de tener ese tiempo y me tocaba usarlo con cabeza.
Los días pasaban y yo me los pasaba plastificando materiales, recortando, buscando más bibliografía, viendo vídeos, repasando las unidades, etc. Llegó un momento que se me hizo demasiado largo y que notaba también mucho cansancio así que, una vez todo listo, paré. Es verdad que me pasé los días en casa a pesar de haber acabado, pero era mi forma de pensar que lo tenía todo bajo control.
Llegó el día de la defensa. Volvían las caras conocidas, es más, con una hasta había trabajado en un colegio. Las primeras horas las pasé tranquilamente hablando y jugando a un juego del móvil (uno de buscar pistas en imágenes) calmando los nervios. ¡Ah! Se me olvidaba. La encerrona fue a la única prueba que fui sola, así que llegué como 1 hora antes y salí del coche cargadita: con mi maleta llena de materiales y una mochila. ¡Iba como si me fuera de viaje una semana entera!
En fin, pues mi aula de encerrona estaba un piso por debajo del aula donde defendía. JAJAJA menos mal que todos ibamos igual de cargados. Era un show vernos a todos/as bajar las escaleras con aquellas maletonas.
En mi tribunal hacían el sorteo de las unidades cuando entraba a la defensa el anterior. No recuerdo bien que unidades me tocaron pero hice la primera. Justo el día anterior se la había presentado a mi preparador, me la había revisado una de mis amigas e iba segura. Lo primero que hice al entrar en la sala fue mandarle un mensaje a mi amiga "He cogido la primera. ¿Cambio algo? ¿La hago como ayer?" y su respuesta no me pudo llenar de más seguridad "Hazla exactamente como ayer, campeona" y allá que fui.
La encerrona la utilicé para memorizar los objetivos y contenidos de la unidad y afianzar el orden de las actividades. Lo que era la defensa de la programación iba de casa, hice dos veces la de la unidad y subí al aula.
Al rato me llamaron y empecé. Truco: lleva un cronómetro y ponlo a la vista. Yo bajé una app en el móvil y les pregunté si podía usarla.
Tengo que decir que un punto fuerte que tengo es la exposición, siempre que estoy segura de lo que digo. No utilicé ningún material de apoyo más allá que el documento de mi programación. Hacía pausas y énfasis e incluso cayó alguna broma en la que, tengo que decir, participó uno de los miembros del tribunal.
Ahí, además del preparador, estuvo una amiga que venía de "oyente" a darme su opinión y a ayudarme y... no se lo puedo agradecer más. Las buenas amigas son las que también te dicen donde fallas porque "todo genial" no nos ayuda a ser mejor versión de nosotras mismas.
Los primeros días tenía la sensación de que era una suertuda y que no lo merecía. Es decir, me había tocado exponer de las últimas y eso me daba una gran ventaja. Se me escapó en un audio que le hice a mi amiga y compañera P. y ella me dijo que yo tenía un apellido y que esta vez había sido de las últimas, que lo aprovechase, que sería el destino o lo que fuera, pero que yo no tenía la culpa de tener ese tiempo y me tocaba usarlo con cabeza.
Los días pasaban y yo me los pasaba plastificando materiales, recortando, buscando más bibliografía, viendo vídeos, repasando las unidades, etc. Llegó un momento que se me hizo demasiado largo y que notaba también mucho cansancio así que, una vez todo listo, paré. Es verdad que me pasé los días en casa a pesar de haber acabado, pero era mi forma de pensar que lo tenía todo bajo control.
Llegó el día de la defensa. Volvían las caras conocidas, es más, con una hasta había trabajado en un colegio. Las primeras horas las pasé tranquilamente hablando y jugando a un juego del móvil (uno de buscar pistas en imágenes) calmando los nervios. ¡Ah! Se me olvidaba. La encerrona fue a la única prueba que fui sola, así que llegué como 1 hora antes y salí del coche cargadita: con mi maleta llena de materiales y una mochila. ¡Iba como si me fuera de viaje una semana entera!
En fin, pues mi aula de encerrona estaba un piso por debajo del aula donde defendía. JAJAJA menos mal que todos ibamos igual de cargados. Era un show vernos a todos/as bajar las escaleras con aquellas maletonas.
En mi tribunal hacían el sorteo de las unidades cuando entraba a la defensa el anterior. No recuerdo bien que unidades me tocaron pero hice la primera. Justo el día anterior se la había presentado a mi preparador, me la había revisado una de mis amigas e iba segura. Lo primero que hice al entrar en la sala fue mandarle un mensaje a mi amiga "He cogido la primera. ¿Cambio algo? ¿La hago como ayer?" y su respuesta no me pudo llenar de más seguridad "Hazla exactamente como ayer, campeona" y allá que fui.
La encerrona la utilicé para memorizar los objetivos y contenidos de la unidad y afianzar el orden de las actividades. Lo que era la defensa de la programación iba de casa, hice dos veces la de la unidad y subí al aula.
Al rato me llamaron y empecé. Truco: lleva un cronómetro y ponlo a la vista. Yo bajé una app en el móvil y les pregunté si podía usarla.
Tengo que decir que un punto fuerte que tengo es la exposición, siempre que estoy segura de lo que digo. No utilicé ningún material de apoyo más allá que el documento de mi programación. Hacía pausas y énfasis e incluso cayó alguna broma en la que, tengo que decir, participó uno de los miembros del tribunal.
Con la unidad estuve menos segura porque llevaba alguna cosa que me daba corte pero que me habían aconsejado introducir para dejar un poco de huella. Cosas que haría con los niños pero que delante de un tribunal aumentan considerablemente los nervios. Eso sí, me atreví... y debió de gustarles.
En cuanto al turno de preguntas no hicieron ninguna. Salí de la exposición más nerviosa de lo que había entrado, de hecho, hasta me dejé sin querer algún material dentro que ellos me devolvieron a los pocos minutos.
Algún día, os enseñaré la cara que tenía al salir. Porque sí, tengo dos fotos de ese momento. Había que inmortalizarlo. Estaba colorada como un tomate, llevaba dos relojes y una sonrisa de oreja a oreja. Eso sí, la sonrisa era por haber terminado, no tenía claro el resultado.
Como curiosidad de ese día. La ropa que llevaba. Soy una chica que básicamente le cuesta salir del tema de vaqueros. Vaqueros con camisetas, vaqueros con blusas, etc. Y creo recordar que jamás he ido a un examen con vestido. Bien, me entró entre ceja y ceja que esta vez tenía que llevar un vestido, el vestido con el que firmé (y tengo foto) mi primer contrato como maestra. No sé si creéis en los simbolismos o en esta clase de gestos pero a mí me encantan. Los días de antes me imaginaba defendiendo y consiguiendo la plaza con el vestido con el que había firmado mi primer contrato y... ¡así fue!
Pues fue rápido. Realmente fueron dos días creo. Nada, yo tenía presoterapia y harta de que no salieran las notas me fui con mi móvil al centro de estética. Y no salían. Yo cada vez más nerviosa. Lo primero que salió fue la modificación de las plazas por tribunal, lo cual, me beneficiaba bastante. A partir de ese momento, teniendo confianza con la persona que trabaja en el centro, le pedí que se quedase conmigo y me diera tema de conversación. Os aseguro que estar metida en una preso en momentos así... no es divertido, aunque como anécdota no está nada mal.
Lo siguiente fue un mensaje de la compañera que había trabajado conmigo y que estaba en mi mismo tribunal. "¿Sabes algo?"; "No"; "Enhorabuena, tienes la plaza" Y me mandó una foto con el acta que estaba colgada en la universidad donde habíamos hecho los exámenes. No paré de llorar en un buen rato.
Se lo mandé a mi madre y, al salir del centro, llamé a mi padre que estaba hospitalizado. Le gasté una broma "Papá, que me he quedado a una posición"; él... intentando tranquilizarme, pero me conoce bien, no soy una buena mentirosa así que se lo dije; "Chatina, felicidades; qué buen año para ti". Hasta casa me dio por pensar en otro de los nombres que aparecía en el acta, y le mandé la foto. La foto y tuve que mandarle otros 5 mensajes asegurándole que no era broma y que las dos teníamos la plaza. Y es que... se hace un poco increíble.
19/7/19, una fecha que no se me olvidará nunca. Tengo una foto en el hospital con mi padre, porque luego, en cuanto pude, subí a verlo. Sí, hay celebraciones mejores. De hecho luego cené con mi madre un buen cachopo pero lo bueno, fue poder estar un rato con los dos; aunque fuera con una bata verde y guantes (mi padre estaba aislado por una bacteria y nos mandaban entrar con el uniforme).
Y con esto... creo que queda cerrado la experiencia de oposiciones del 2019. Mi plaza. Mi sueño.
Sería imposible agradecer a todas las personas que me han acompañado en estos años pero una por una, lo irán descubriendo porque sin duda, intentaré recompensarles o devolverles toda la fuerza que me han dado. Gracias, también, a la opofamily, no es una despedida, tendré que plantearme de nuevo la cuenta, pero el apoyo incondicional que he recibido durante estos últimos 3 años ha sido increíble. Gracias.
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