Explicaciones y propósitos curso 2022-2023
Hola, hola,
El blog siempre ha sido mi punto débil. Me propongo mil cosas y luego no las cumplo aunque, siendo sincera, el año pasado decidí volver a instagram por septiembre y metí la pata hasta el fondo porque solo he subido algún stories.
Tiene una explicación y para ello debo explicar un poco cómo han sido los dos últimos cursos. Si tenéis paciencia, al final, os contaré qué planes tengo y espero poder llevar a cabo este año.
Me remonto a 2019, año en el que saqué la plaza. Tuve la grandísima suerte de hacer las prácticas cerca de casa y en un lugar donde me sentía apoyada, segura y feliz. Fue el año del confinamiento y fue una privilegiada, la mayoría de mis peques tenían conexión y trabajé con un equipo que se volcó con la situación.
En el 2020 recibí mi primer destino definitivo. Sinceramente, pidiendo los coles repetía una y otra vez: me gustaría que fuera un cole periférico o rural, no urbano 100%. Me quedé relativamente cerquita de casa (y más pensando en cómo es Asturias y dónde se tenían que ir antes los compis cuando sacaban la plaza) pero me fui a pleno núcleo urbano. Tengo que admitir que no me llamaba la atención ni el cole nuevo ni su localizacón pero, entre otras cosas, porque venía del lugar dónde había querido acabar desde hace mucho tiempo, "mi sueño". Conocí el centro en junio y me dijeron más o menos qué curso me iba a tocar.
Llegó septiembre y conseguí tener a mis peques de cuarto. ¿Os acordáis de que no estaba muy feliz por el cambio? Jo... pues el cambio me trajo a uno de los mejores grupos que he tenido en mi vida y a otro equipo de trabajo (línea 3) maravilloso. Esos peques... ays. Conseguimos hacer piña, entrar en clase y ver sus ojos esperando a que les enseñaras cualquier cosa, daba sentido a todo el esfuerzo que había realizado para llegar ahí. Eso sí, el cole seguía sin llamarme mucho la atención pero llegaba a mi mesa, a mi aula, a nuestros juegos y se me olvidaba todo.
Llegó mayo y con ello los hilos de la repartición de cursos de cara al curso que viene. Nunca había vivido algo así porque nunca había estado más de un año en un cole y me llamó la atención los líos que se formaban. De hecho, en mayo tuvimos una reunión y acabé teniendo claro que me tocaba un primero al año siguiente. Sí, sin posibilidad de elegir.
No sé si os lo conté pero el año de las opos tuve un primero y en las dos convocatorias a las que me presenté, llevé una programación de matemáticas de primero. Sin embargo, prefiero cursos más altos porque me encanta poder establecer diálogos con ellos, enseñar los contenidos superiores de ciencias, etc.
Pero bueno, un reto más: mi segunda promoción de primero. Empezamos a reunirnos ya en mayo, planificando espacios, rincones, materiales, metodologías... Por lo que sea (sería muy largo de explicar) las profes que estabamos presentes en esas reuniones salíamos más liadas de lo que entrábamos y con ansiedad, para qué negarlo. Sabéis que se suelen hacer intercambios de información sobre los peques, bueno... pues lo que llegaba no era información positiva. De hecho, me reunieron con las profes de infantil para hablarme de los peques y yo no veía una forma posible de hacer grupos sin que fuera una locura.
Llegó septiembre y otra vez las reuniones. Mi grupo quedó establecido con peques con muchas dificultades de conducta. Cuando digo muchas... son MUCHAS. Eso sí, yo me lo tomé como un reto. Revisé materiales sobre la modificación, generé rincones de la calma, intenté agruparlos de forma que hubiese cierto equilibrio, etc. Desde un primer momento, el discurso que tuvimos mi compi y yo fue que teníamos que intentar lograr una convivencia positiva, reestablecer normas y que el primer trimestre lo íbamos a dedicar a rutinas más que al contenido puro y duro. Fue muy duro. Ya de por sí el primer trimestre de primero es duro pero os puedo asegurar que nunca había visto algo así. Es más, mi compi llevaba más de 15 años en promociones de primer ciclo y estaba igual o más sorprendida que yo.
Con mucho esfuerzo, constancia, repetición y rutinas claras fuimos mejorando MUCHO. Es más, en enero cuando llegamos de las vacaciones ya no reconocía a esos peques. Estaba muy orgullosa del cambio que habíamos dado todos (ojo y digo todos. Me evaluaba y reevaluaba constantemente para ver qué funcionaba, qué no y cómo podíamos mejorar). Así que, llegados a este punto, os diré que no me quedaban fuerzas para compartir nada en Instagram y además, me sentía un poco "fraude". El curso siguió y en febrero llegó la estudiante de prácticas. De eso, podemos hablar otro día pero vamos, qué gran ayuda es tener a una profe en prácticas con ganas y cuánto podemos aprender de ellas/os. Para mí supuso un alivio tremendo porque cuando os digo que me sentía un poco fraude pasa por no poder atender bien a los peques con dificultades por estar controlando su seguridad por los de conducta. En fin, seguimos.
Nos quedamos en que habíamos mejorado mucho, yo ya veía cómo todo se iba encaminando y eso. Bueno, pues nada, tuve un accidente de coche. Un miércoles por la tarde-noche. Yo salí de urgencias avisando a la jefa de estudios de que el lunes estaría en el cole. Una no aprende nunca de sus errores: el cole no es lo primero, la salud va por delante. Mis angelotes de la guardia me obligaron a parar y fueron dos meses de baja. Estaba en contacto constante con mis compis de trabajo, al final porque también son amigas y andaban preocupadas. Las noticias que llegaban del cole, daban miedito. ¿Todos los avances que se estaban consolidando? Desaparecidos.
Cuando llegué después de la baja, no sabía dónde meterme. Me daba mucha rabia que después de haber dedicado el primer trimestre a poner límites, generar rutinas, reglas, conductas positivas... todo hubiese desaparecido. Estaban peor que en septiembre y además, todos. El ambiente tan negativo se pegaba y los peques no querían ni venir a clase. Volvimos a modificación de conducta, límites, reglas, convivencia positiva, etc.
No os voy a engañar, fue muy duro. Mucho. También os digo que recordaré algo que me mandó mi compi de inglés las últimas semanas "Nena, has conseguido que estén tranquilos y trabajando. Se van viendo avances."
Esas palabras se me quedaron grabadas y más cuando con el concurso de traslados me dieron un nuevo centro, uno periférico, pequeño y más cerca de casa. ¿Sabéis por qué me ayudaron tanto esas palabras? Pues porque gente del centro me decía cosas como que si para lo que quedaba en el cole, me estaba relajando con los peques o que no ponía tanto esfuerzo. Sinceramente, son mis peques y los adoro, ha sido un año duro, muy duro pero no lo cambiaría porque he aprendido un montón de cosas. ¿Me sigo sintiendo coja en primero? Sí. Sigo necesitando formación en mil cosas: AbN, lectoescritura, etc. y serán retos que tenga en el nuevo cole porque sí, casi seguro me tocará otro primero peeeero estoy muy orgullosa de cómo avanzamos con estos peques aunque, a nivel de contenido, diosito, lo que van a tener que trabajar en segundo.
Ahora, ¿por qué desaparecí? Pues por todo ello. Dedicaba toda mi energía a investigar, crear recursos para intentar mejorar su comportamiento, sus hábitos, etc. Sin olvidar que me sentía ese "fraude" o ese "no valgo para esto", así que enseñar por Ig mi día a día, me parecía un despropósito.
¿Qué quiero hacer este año?
Pues veréis, utilizo muchísimos materiales que saco de páginas web y de otras cuentas de Instagram así que me gustaría compartir en esta página los materiales que voy haciendo para mi aula. Como todo, no son perfectos ni mejores que los de otras personas pero, ya que los tengo hechos y los haré para mí, no me cuesta nada compartirlos de forma gratuita por si a alguna personilla puede serle de utilidad. De ahí que haya una pestaña nueva en el blog.
¿Cómo lo haré?
Creo y digo creo, que lo pondré en las stories de instagram y en una entrada aquí. Además, lo añadiré a la pestaña de materiales que, aunque quedará un poco desordenada, los tendrá todos juntos.
Espero ser constante y poder contaros que este año disfruto mucho de mi trabajo. Como siempre, evaluando tanto el proceso de aprendizaje como el de enseñanza. Viendo mis puntos flacos y buscando información para intentar mejorar porque sí, ser maestra es estudiar toda la vida pero... ¡qué satisfactorio es ver cómo mejoramos de un curso a otro!
Un abrazote enorme,
Plumita